Look what it's done to your friends, their memories are pretend and the last thing that they want is for the feeling to end.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Apolo

El día 5 de junio de 1832 murió un ángel. Ocho tiros le agujerearon el pecho, pero solo uno lo mató, y éste no salió de ninguno de los fusiles de los guardias que disparaban.
La bala que mató a Enjolras fue la que vomitó París aquel fatídico día, que con su indiferencia y su abandono condenó a las barricadas como si 1789 hubiese sido un mal sueño. El París revolucionario de otro tiempo estaba cansado de insurrecciones e inestabilidad y prefirió dejar masacrar a un puñado de estudiantes a perder la poca tranquilidad que tenía. Irónicamente, a Enjolras, que en el ardor de la batalla confesó que a la única mujer a la que había amado había sido Francia, lo mató su patria con una bala traicionera que le atravesó el corazón.
Uno de los guardias reunidos en el Corinto alrededor de Enjolras y Grantaire, los dos únicos insurrectos que quedaban vivos en la barricada, se negó a disparar: "Paréceme que voy a fusilar a una flor". Otro declaró en el juicio posterior que había visto a Apolo. Y es que Enjolras, en medio del fuego cruzado, con el pecho níveo desnudo y los ojos desafiantes, no parecía temer a la muerte, y solo los dioses son capaces de tal hazaña.
Los disparos respetaron su blanca piel durante toda la contienda, ni un solo fragmento de metralla se atrevió a arañar su rostro hercúleo cincelado en mármol. Pero la batalla llegó a su fin y tuvo que ver a todos los amigos del ABC inertes en el suelo, formando una masa de cuerpos ensangrentados en los que el sudor se ha quedado frío y las miradas se han cristalizado. Eso fue lo que rompió el hechizo, se vio traicionado por su patria, que no había dudado en dejar caer a sus jóvenes, y se abandonó a la muerte.
Sin embargo, este abandono no fue completo, la muerte se lo llevó, sí, pero no pudo tumbarlo: Enjolras murió de pie. En su cuerpo abandonado ya por el alma solo las luces arreboladas que habían sembrado las balas delataban la victoria de la muerte, su pose era la de alguien que se ha recostado en la pared a descansar, su rostro, el de un héroe que duerme en calma tras haber ganado una batalla.
Enjolras ne s'abaissait jamais, même s'il était un des amis des ABC. 

1 comentario:

  1. Una muerte muy triste y heroica a la vez. Quizá fue mejor morir que vivir en un mundo de traidores.

    Miau

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