Look what it's done to your friends, their memories are pretend and the last thing that they want is for the feeling to end.

viernes, 10 de junio de 2016

Escribir me curaba cuando estaba enferma de soledad, pero solo me di cuenta de esto cuando dejé de escribir, que coincidió con el momento en que dejé de estar sola. Un par de relatos más, forzados, sin ganas y dirigidos a un tú que, sin leer, escuchaba. Luego vino la sequía.
Nunca he sido más feliz que durante esta sequía.
De repente hoy llueve a mares, no hay nada que contenga las gotas rabiosas que se precipitan desde el cielo. Han levantado una nube de polvo primero y luego han mojado el suelo. El torrente arrastra violento la tierra y deja al descubierto sus entrañas descarnadas, pero dista de ser el mar infinito que alumbró seres fantásticos en otros momentos.
Siento que hace rato que camino por un sendero desconocido, sinuoso y cuesta abajo. No sé si él está, pero oculto tras un velo pintado o si directamente lo imagino y camino sola. Grito para que vuelva, pero él no escucha, solo susurra, casi macabramente, unos te quieros lánguidos que recuerdan a las lágrimas de cocodrilo y que crepitan tras la tela que solo tal vez exista. Sé que solo tengo que inspirar hondo y huir hacia delante, correr el sendero ladera abajo y sentir cómo se extinguen los susurros y llega el silencio árido y absoluto.
No será volver, será mutar.
Y yo sigo siendo yo. No matter what.

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