Lo que me costó bastante llegar a entender es que, llegado el momento, no había decisión posible. Aquella encrucijada ante la que todos creían que yo me encontraba, no era tal. La vida me empujaba hacia lo desconocido, hacia el misterio y la incertidumbre. Lejos de casa, lejos de la tierra.
Y aquí estoy, consciente como nunca de que todo cambia y nada es seguro. Seguí este camino y ahora tengo que ver a dónde me lleva. Solía pensar que mi misión era descubrir si era el camino correcto, pero ahora veo que, siendo el único, ha de ser el correcto. La única cuestión es si la trayectoria es la prevista o no.
Cada día solo pasa un día. Para bien o para mal.
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