Él me quiere solo cuando no me tiene.
Solo ama nuestra historia, que parece de novela. Ama mi melena dorada y mis leves curvas tostadas por el sol. Mi historia. Mi fuerza. Ama la idea de mí.
Pero a mí no me quiere; a mí, simple y despojada de todos mis atributos.
No me quiere como le he querido yo, indiferente a la narrativa, la épica, la conveniencia, el cariño, la comodidad, la costumbre.
No hay nada más solitario que simplemente ser atesorada.
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