Te lo llevaste todo, cabrón.
Me vaciaste sin piedad desde la distancia.
Me envenenaste con tus palabras.
Me llenaste la cabeza de pájaros rojos y negros.
Me emborrachaste de ti.
¿Qué me queda ahora? ¿Qué me queda después de ti?
Te odio porque me has transformado y ya no hay vuelta atrás, por mucho que ya no te quiera, parte de lo que soy ahora es culpa tuya.
Me abriste los ojos para dejarme sola.
No puedo evitar verte en los andenes, olerte en los vagones, darme la vuelta precipitadamente ante hombres anónimos de barba poblada.
Además me han dicho que ahora te afeitas.
Supongo que a quien creo ver en el metro ya no existe más que en mi interior.
Joder, me has dejado más sola de lo que estaba antes.
Porque ahora te echo de menos.
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