Todo tiene un orden y lo primero tiene que ser siempre el amor.
Eso dicen los cánones y la moral.
Pero el amor es caprichoso y viene siempre en el peor momento. Con la gente equivocada. No se va, se queda. Hace mella. Mata un poco y deja un vacío de 463 miles de metros.
Me siento tentada a hacer las cosas mal. A hacerlas al revés. Como si no lo hubiese probado ya y no hubiese comprobado que nunca funciona.
Pero me siento sola.
Y puede que lo haga todo mal.
Rematadamente mal.
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