Look what it's done to your friends, their memories are pretend and the last thing that they want is for the feeling to end.

viernes, 24 de enero de 2014

1936

No puedo evitar imaginarte en aquella primavera de 1936 recorriendo los pueblos mineros de una España convulsa. Te veo joven como ahora, con la barba tupida y el discurso encendido, envalentonado a un proletariado depauperado y desencantado con la República. Me parece oír el breve crujir del humo del tabaco en tu garganta de voz oscura y granulosa y creo sentir tu mirada acusadora sobre mis zapatos nuevos de ante marrón.
También te imagino en verano de ese mismo año, en los mismos bares, con la misma gente, pero ahora armando a los desarrapados contra el fascismo, aliándote con anarquistas y socialistas y arengando a los milicianos de camino al frente. Te veo abandonando el pueblo sin mirar atrás, sin saber que me llevas contigo a la guerra, que una parte de mí se ha pegado a tu aliento para siempre.
Te veo en otoño luchando cruentas batallas, tiñendo de rojo la tierra, envenenando tus ideales por la violencia y disparando a quemarropa a requetés. Me veo a mí, huyendo al extranjero en barco, como tú mismo me habías echado en cara el día del Alzamiento, abandonando la España del hambre y la guerra, la España de las dos Españas, la España en que estabas tú.
Por último, te veo en invierno, de cara a la pared, el puño en alto. Te desplomas en el suelo con los ojos abiertos y una rosa de sangre en la nuca. En México, me muero yo también un poco de repente y sé que te has ido. En ese preciso instante me doy cuenta de que nada ha merecido la pena.
En esa España yo sé que habrías sido un héroe, aunque yo solo hubiera querido que fueses mío.

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