Los latidos se han parado, ya no retumban sonoros, simplemente se han muerto de sed.
La cabra tiró al monte, como por otra parte era previsible, como dijo el alacrán: "Es mi naturaleza".
En apenas dos días me dejé el corazón olvidado en el valle donde nunca llega el sol. Lo apoyé un momento en el musgo mullido y me fui sin recogerlo; luego te fuiste tú, y ahí está, echando raíces en la tierra mojada, perdiendo calor cada minuto, preparándose para morir.
Chico bien conoce chica bien. Patinan sobre hielo, le compra flores y le dice te quiero. Pues no, ese no es mi rollo. Si me conocieras, no me querrías cerca.
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